lunes, 12 de diciembre de 2016

Bacterias que pueden reemplazar a agroquímicos


Muestreo a campo en la región pampeana. 
Foto: gentileza Nicolás Rascovan.

Un estudio conjunto de investigadores del CONICET y del sector privado busca desarrollar bioinoculantes a partir de los microrganismos que naturalmente conviven con los cultivos.

Los bioinoculantes son microorganismos vivos que se agregan a las semillas o a las plantas de cultivos comerciales para favorecer su crecimiento.

En general, se aplican conjuntamente con otros compuestos que aumentan su permanencia en el ambiente y su adhesión a las semillas.

Entre otros beneficios, los bioinoculantes mejoran la fijación de nitrógeno y la absorción de fósforo, nutrientes esenciales para las plantas, las protegen contra organismos patógenos y aumentan la producción de biomasa vegetal.

Un grupo de científicos del Instituto de Agrobiotecnología de Rosario (INDEAR), liderado por Martín Vázquez, investigador independiente del CONICET, lleva adelante estudios orientados a crear nuevos bioinoculantes a partir de los microrganismos que naturalmente se encuentran en las raíces de los cultivos.

El equipo enfocó su análisis en soja y trigo y describió las bacterias que viven asociadas a sus raíces en una extensa zona de la pampa argentina.

Los resultados del estudio, que se llevó adelante en colaboración con la empresa Rizobacter, fueron publicados recientemente en la revista Scientific Reports.

Gracias al análisis realizado en este estudio, los investigadores pudieron seleccionar una serie de cepas que presentaron características promotoras del crecimiento que fueron testeadas a campo durante dos años.

Las pruebas mostraron un incremento en los rindes, tanto en soja como en trigo, de hasta un 15 por ciento.

Además, según explica Vázquez “estos microrganismos mostraron una capacidad de aumentar el rendimiento en forma selectiva dependiendo del ambiente.

Por ejemplo, las cepas que mejor funcionaron en Pergamino, no necesariamente fueron las más eficaces en Balcarce”.

De esta manera quedó demostrada la interacción de las distintas cepas con el ambiente y el tipo de suelo, lo que permitiría direccionar mejor el tratamiento de acuerdo al tipo de ambiente que se encuentra en cada campo.


Belén Carbonetto, Nicolás Rascovan y Martín Vázquez. 
Foto: CCT Rosario.

El camino hacia nuevos bioinoculantes

“Hoy la variedad de bioinoculantes comerciales es muy limitada, pero se sabe que existe una diversidad muy grande de microorganismos que interactúan con las plantas y que muchos de ellos directa o indirectamente favorecen al crecimiento vegetal”, señala Nicolás Rascovan, quien participó de la investigación como becario del CONICET.

Rascovan sostiene que “si pudiéramos comprender mejor qué organismos interactúan con los cultivos en el campo, identificarlos y cultivar aquellos que aportan un beneficio a las plantas se podrían aplicar para mejorar significativamente la productividad agronómica sin necesidad de depender exclusivamente de los agroquímicos”.

Para llevar a cabo el estudio, los investigadores tomaron muestras de plantas de soja y trigo en diferentes campos distribuidos a lo largo y ancho de la región pampeana y las estudiaron mediante dos técnicas distintas.

En una de ellas aislaron y cultivaron miles de microorganismos de las raíces de las plantas, y luego los identificaron secuenciando una región específica del ADN de cada uno (el gen de 16S ARNr).

Finalmente, estudiaron sus potenciales capacidades como promotores de crecimiento vegetal o controladores de patógenos vegetales.

La otra metodología permitió estudiar todos los microorganismos presentes en las muestras sin aislarlos y cultivarlos previamente.

Los investigadores extrajeron todo el ADN contenido en las raíces de las plantas, obtuvieron una mezcla del material genético vegetal y de los microorganismos allí se encuentran y analizaron los grupos de bacterias presentes usando secuenciación masiva de ADN.

Según explica Belén Carbonetto, que formó parte del grupo como becaria del CONICET, “esta técnica es ventajosa ya que se obtienen resultados menos sesgados y es muy útil cuando buscamos comparar las comunidades de bacterias presentes en las raíces de cultivos distintos o que viven en diferentes condiciones ambientales”.


Las rizósferas de trigo albergan cientos de microorganismos diferentes que ayudan al crecimiento de la planta y pueden participar en la defensa contra patógenos. 
Foto: gentileza Nicolás Rascovan.

El grupo obtuvo más de 2 mil aislamientos de microrganismos, la mitad proveniente de soja y la otra mitad de trigo.

En mil de ellos analizaron las propiedades promotoras de crecimiento vegetal y de protección contra patógenos.

Casi la mitad arrojaron resultados positivos en al menos una propiedad estudiada, mientras que un 3 por ciento mostró tener todas características que se analizaron.

Finalmente, identificaron un grupo particular de bacterias de alto potencial comercial por ser abundantes y frecuentemente encontradas en los diferentes ambientes bajo estudio, y por presentar todas las características promotoras de crecimiento vegetal testeadas.

“Ahora comprendemos mucho mejor qué tipo de bacterias se asocian a las raíces de cultivos comerciales.

Esto, sin dudas, representa un gran potencial para el desarrollo de nuevas generaciones de bioinoculantes que estén mejor adaptados a cada cultivo en particular y las condiciones del campo y que puedan, por lo tanto, superar muchas de las limitaciones que existen en los bioinoculantes actuales”, concluye Rascovan.

Equipo de investigación:

Indear:

– Martín Vázquez. Investigador independiente del CONICET.
– Belén Carbonetto
– Nicolás Rascovan
– Julieta AlloatiRizobacter:
– Diego Perrig
– Marisa Díaz
– Wilter Canciani
– Matías Abalo
– Gustavo González-Anta
Por Vanesa Bomben. CCT Rosario.

CONICET


sábado, 17 de septiembre de 2016

Elaboran un aditivo protéico, natural y funcional para alimentos


El desarrollo permitirá agregar valor a subproductos vacunos argentinos, que hoy se exportan —especialmente a países asiáticos— como materia prima.

Con el fin de agregar valor a subproductos vacunos, profesionales del INTI desarrollaron un ingrediente con propiedades espumantes y emulsionantes aplicando procesos enzimáticos.

El nuevo producto podría utilizarse para reemplazar el uso de insumos químicos en la producción de diferentes alimentos.

En los últimos años, Argentina además de consolidarse como uno de los principales países productores de carne vacuna también amplió la exportación de subproductos cárnicos.

Con el objetivo de agregar valor a esta materia prima sobrante del proceso de desposte o separación de piezas del animal, profesionales del INTI desarrollaron un aditivo para alimentos con propiedades espumantes y emulsionantes.

“El trabajo surgió a pedido de la empresa nacional RIS Bionutrición, que se acercó al INTI porque buscaba desarrollar un ingrediente para panificados a partir de un subproducto vacuno.

Desde el Instituto diseñamos un plan de trabajo y sugerimos realizar hidrolizados protéicos funcionales”, detalla Marisa Martínez, jefa del Laboratorio de Farmoquímicos Naturales del Centro de Química del INTI.

Los hidrolizados proteicos son aditivos utilizados ampliamente en la industria de alimentos por sus propiedades nutritivas, saborizantes, espumantes, emulsionantes, entre otras posibilidades.

Su obtención se logra mediante procesos enzimáticos, en este caso a través de proteasas alcalinas, que rompen las proteínas en péptidos y aminoácidos.

“Una vez que recibimos el subproducto cárnico, acondicionamos las muestras para realizar el proceso de hidrólisis enzimática. Luego analizamos su composición y pasamos al proceso enzimático.

Para obtener el producto deseado aplicamos diferentes técnicas separativas determinando las condiciones óptimas (tiempo de hidrólisis, temperatura, pH, velocidad de agitación, porcentaje de relación masa y volumen, condiciones de filtrado, entre otros) para obtener la mayor cantidad de péptidos y aminoácidos”, explican Laura Rodríguez y Ana Rachid, integrantes del equipo de INTI-Química.

La principal dificultad que se presentó para el trabajo fue que la materia prima no era homogénea y “tuvimos que lograr las condiciones para que el producto final tuviera el mismo grado de hidrolisis y así obtener repetibilidad y las mismas propiedades funcionales ante diferentes parámetros”, agregan.

Como resultado la empresa recibió la metodología para realizar el hidrolizado, procesamiento de bajo costo y fácilmente aplicable a las variaciones que pueda tener la materia prima. En este momento, está evaluando las potencialidades para su comercialización.

“Los hidrolizados obtenidos enzimáticamente muestran una potencialidad para su aplicación industrial como aditivo alimenticio por sus propiedades funcionales, aporte nutricional (de péptidos y aminoácidos) y la posibilidad de reemplazar la utilización de ingredientes químicos”, destaca Iván Rousseau de INTI-Mendoza, quien participó en el proyecto y recientemente elaboró otro trabajo similar para transformar subproductos avícolas en insumos para comida balanceada animal.

“A futuro el Instituto prevé avanzar en la incorporación de esta metodología para elaborar otros ingredientes proteicos para alimentación humana, tomando las medidas de seguridad correspondientes”, anticipa.

INTI


viernes, 16 de septiembre de 2016

Descubren como sobreviven bacterias en ambientes extremos


Restos del Titanic. 
Foto: NOAA / Institute for Exploration/University of Rhode Island or NOAA/IFE/URI.

Un grupo de investigación internacional, en el que participan investigadores argentinos, describió por primera vez los mecanismos que usan estos microorganismos para vivir en las profundidades del mar.

En el fondo del Atlántico Norte, a casi 3.800 metros, reposa gran parte del barco más famoso del mundo, que se hundió en 1912 tras chocar contra un iceberg.

Huelga decirlo: ese gigante que duerme en las profundidades del océano es el Titanic, que a pesar de su apariencia eterna se va desvaneciendo lentamente merced a la acción de microorganismos que no pueden ser vistos por el ojo humano, llamados Halomonas.

La vida microscópica es altamente flexible y puede adaptarse a ambientes extremos –exageradamente fríos o calientes, ácidos o básicos, salados o con alta presión- que serían letales para organismos más complejos.

Estos microorganismos que colonizan paisajes a priori poco compatibles con la vida son conocidos como extremófilos.

Justamente en las aguas saladas, profundas –con una presión trescientas veces más grande que la atmosférica-, heladas y oscuras donde yace el Titanic, se encontró una nueva especie de bacteria a la que bautizaron Halomonas titanicae.

Comprender la adaptación de estos seres a ambientes extremos continúa siendo un reto y reserva un gran potencial biotecnológico –relacionado, por ejemplo, al manejo de residuos y remediación de contaminación-.

En este sentido avanza una reciente publicación en la que participa Víctor Galván, investigador asistente del CONICET en el Instituto de Física Enrique Gaviola (IFEG, CONICET-UNC) de Córdoba, como parte de un grupo internacional.

“Sólo mediante una convergencia de técnicas, de perspectivas y de disciplinas es posible analizar y describir un fenómeno tan complejo como éste”, asegura el científico argentino.

Estas bacterias son capaces de producir una molécula llamada ectoína, que las ayuda a sobrevivir al estrés osmótico que se produce frente a diferencias muy grandes en las concentraciones de sales y presión, a uno y otro lado de la membrana celular.

En particular, el grupo utilizó técnicas neutrónicas avanzadas disponibles en el Instituto Laue-Langevin (ILL, Grenoble, Francia) para entender la naturaleza de la interacción ectoína-agua y ectoína-membrana en el interior de las Halomonas.

En el agua las moléculas se mueven al azar pero mantienen un cierto orden de muy corto alcance entre una molécula y su vecina.

“La molécula de agua tiene un átomo de oxígeno con densidad de carga negativa, unido a dos hidrógenos que tienen densidad de carga positiva, formando un dipolo.

La interacción entre dos moléculas vecinas de agua produce una ligadura conocida como puente hidrógeno.

En nuestro estudio, demostramos experimentalmente que la ectoína debilita esta ligadura.

Ese reacomodamiento en la estructura del agua tiene profundas implicancias en el proceso mediante el cual la célula puede sobrevivir en estos ambientes”, describe Galván.

“Estas bacterias además tienen la particularidad de sacar la energía que necesitan para desarrollarse al transformar el hierro en óxido.

Se estima que son las principales causantes de la actual degradación de la estructura metálica del Titanic y que, para el año 2030, ya lo habrán reducido a una montaña de óxido en polvo”, asegura Galván.

Entonces surge una alerta, ya que Halomonas titanicae fue también identificada como un riesgo potencial para otros objetos que se encuentran en las profundidades de los océanos como, por ejemplo, los pilotes de sustentación de las plataformas petroleras de alta mar.



Víctor Galván. 
Foto: CCT Córdoba.

La técnica

Para estudiar las interacciones entre la ectoína y las moléculas de agua se utilizaron haces de neutrones.

“En el instituto ILL se encuentra la fuente de neutrones más intensa del mundo, donde estas partículas son producidas en un reactor nuclear, y luego son colectadas por guías y dirigidas hacia la muestra.

Las diversas interacciones que sufren los neutrones al colisionar con la materia nos permite obtener información sobre su estructura y su dinámica”, explica el científico.

“Así pudimos ver cómo la presencia de ectoína modifica la estructura del agua a su alrededor, siendo propicia para el desarrollo de las Halomonas y de otros microorganismos extremófilos.

Este tipo de estudio solo puede ser realizado empleando haces de neutrones”, completa el investigador.

En Argentina la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) está desarrollando un nuevo reactor nuclear (RA10) que producirá neutrones para investigación científica, entre otras funciones.

“Estas grandes inversiones en instalaciones de gran envergadura son fundamentales para el avance del conocimiento científico.

En este sentido, la colaboración y la participación de nuestra comunidad científica en proyectos interdisciplinarios y con instituciones de gran envergadura como el ILL es un requisito indispensable para lograr este objetivo.

Finalmente me gustaría agradecer a Gabriel Cuello, nuestro contacto argentino en el ILL, y Giuseppe Zaccai por brindarme la oportunidad de formar parte de esta importante investigación”.



Sobre investigación:

– Giuseppe Zaccai. Institut Laue Langevin – CNRS- CEA-Univ. Grenoble Alpes, Francia.
– Irina Bagyan. Bitop, Alemania.
– Jérôme Combet. Institut Laue Langevin-Institut Charles Sadron, Francia.
– Gabriel J. Cuello. Institut Laue Langevin, Francia.
– Bruno Demé. Institut Laue Langevin, Francia.
– Yann Fichou. CNRS- CEA-Univ. Grenoble Alpes, Francia.
– François-Xavier Gallat. CNRS- CEA-Univ. Grenoble Alpes, Francia.
– Víctor M. Galván Josa. Investigador Asistente. IFEG.
– Susanne von Gronau. Max-Planck-Institute of Biochemistry, Alemania.
– Michael Haertlein. Institut Laue Langevin, Francia.
– Anne Martel. Institut Laue Langevin, Francia.
– Martine Moulin. Institut Laue Langevin, Francia.
– Markus Neumann. Bitop, Alemania.
– Martin Weik. CNRS- CEA-Univ. Grenoble Alpes, Francia.
– Dieter Oesterhelt. Max-Planck-Institute of Biochemistry, Alemania.


Por Mariela López Cordero. CCT Córdoba.

CONICET




miércoles, 27 de abril de 2016

La oportunidad del norte - el Litio


En San Salvador de Jujuy se desarrolló el “Quinto Seminario Internacional: Litio en la Región de Sudamérica 2016”.

Organizado por la revista Panorama Minero, debatieron funcionarios del área de minería, empresarios y organismos de investigación y desarrollo.

Por Ignacio Jawtuschenko

Desde Jujuy

Mientras en los mercados internacionales los precios del petróleo, acero y carbón languidecen, sube la demanda de “materias primas tech”, usadas para celulares, electrónicos y autos eléctricos, como grafito, cobalto y el litio, llamado también el oro blanco del siglo XXI.

Según datos del Servicio Geológico de Estados Unidos, en “el triángulo del litio” norte de Argentina y Chile, y sur de Bolivia, se acumula el 49 por ciento de los recursos identificados, y el 62 por ciento de las reservas mundiales confirmadas, es decir las realmente disponibles y económicamente viables con la tecnología actual.

El peso relativo de estos salares es dinámico, varía según se amplían los estudios de exploración y se desarrollan nuevas tecnologías que extraigan el litio de lugares impensados, como rocas y el océano.

Por eso los expositores del “Quinto Seminario Internacional: Litio en la Región de Sudamérica 2016” coincidieron en la idea de “ventana de oportunidad”, dado que el país tiene las mejores chances de capitalizar la actual demanda del litio, que tendría su pico máximo en los próximos cinco años, frente a las dificultades que atraviesan estas explotaciones en Bolivia y Chile, algo que fue señalado por la propia Comisión Chilena del Litio (Cochilco).

“Hay una demanda concreta y Argentina la tiene que aprovechar. Bolivia con el salar de Uyuni no arrancó, y Chile tiene un techo, porque no puede otorgar nuevas concesiones.

Australia es el primer productor mundial, pero allí por ahora su explotación es el doble de cara”, destacó el presidente de la Cámara Minera de Catamarca Luis Manuel Álvarez.

En Catamarca el litio no es novedad, desde hace 19 años produce 12 mil toneladas por año de carbonato en el salar del Hombre Muerto.

Allí avanza un nuevo proyecto, Sal de Vida, de la empresa australiana Galaxy que está en búsqueda de financiamiento.

Con la actividad metalífera casi paralizada, el litio ha sostenido la alicaída inversión minera del 2015 y se mantiene como principal eje en lo que va del 2016.

En Jujuy, considerada la capital nacional de la minería, sus proyectos más emblemáticos atraviesan dificultades:

Compañía Minera Aguilar está reduciendo su personal, y la multinacional canadiense Silver Standard ha decidido cerrar Mina Pirquitas, dedicada a la explotación de plata, estaño y zinc, con impacto en 600 puestos de trabajo directos, 250 originarios de comunidades cercanas.

Y justamente el litio generó el último gran proyecto de la provincia, Sales de Jujuy, que pertenece a la empresa Orocobre, un holding australiano, con participación de la automotriz Toyota y la empresa provincial de energía Jemse.

Comenzó a operar con su planta el año pasado, obtuvo una producción de 427 toneladas de carbonato en diciembre y prevén producir 17.500 toneladas anuales de litio grado batería.

En el encuentro se aclaró que a pesar de esta explosión de crecimiento, el mercado del litio es pequeño en comparación con los otros minerales.

Según Cochilco, el pico de ventas anuales, registrado en 2015 fue de aproximadamente 1200 millones de dólares, mientras que por ejemplo, el hierro supera los 160 mil millones y el oro los 152 mil millones.

El economista Lizardo González director del Centro de Estudios de Comercio Exterior de la Universidad Nacional de Jujuy (Unju), detalló que el carbonato de litio se negocia en torno de los 6000 dólares la toneladas, y pronosticó la posibilidad de alza en los precios de este producto, en los nuevos contratos que suscriban las empresas, dado que no se trata de un commodities.

Daniel Jerez director nacional de promoción minera señaló que “la minería es una actividad que agrega valor donde no hay nada”.

Y explicó que “en estos momentos los precios están subiendo dado que hay un cuello de botella porque a nivel mundial varios proyectos se atrasaron, y la demanda siguió creciendo.

Es uno de los pocos minerales que no ha caído”.

Agregó que “la paradoja es que la demanda del litio es ahora, pero hay que moderar el exceso de expectativas.

Recientemente apareció la tecnología para explotar arcillas y micas litíferas en Australia y México, que son una competencia para nuestros salares.

El riesgo es que perdamos la carrera.

Es un mercado pequeño que admite pocos jugadores.

Lo que debemos hacer es tratar de aprovechar esas ventajas competitivas y radicar inversiones”.

En consonancia, un informe de agosto pasado elaborado por el Centro Interdisciplinario de Estudios en Ciencia y Tecnología (CIECTI), del Ministerio de Ciencia, señala que “a la primacía del litio para baterías se le pronostica una duración de 35 años, pues se prevé que la celda de hidrógeno sea económicamente viable alrededor del 2050”.

Representantes de organismos científicos discutieron también las posibilidades de establecer una industria tecnológica del litio.

Desde el año pasado la Unju, el Conicet y la empresa YTec (brazo tecnológico de YPF) construyen en la localidad de Palpalá el Polo Científico Tecnológico General Savio, apostando al desarrollo de I + D local.

“La cadena de valor del litio, desde la explotación de la salmueras alto andinas, hasta el desarrollo de las baterías, tiene valor si en paralelo se fortalecen grupos de investigación en electroquímica, ambiente, manejo del agua, y aspectos industriales, porque si logramos avanzar tecnológicamente para aprovechar el litio, reuniremos las capacidades para aprovechar también otros recursos que puedan aparecer en 20 años”, señaló Rodolfo Tecchi, rector de la Unju.

Por su parte el geólogo Julio Gómez titular del Segemar, destacó el rol del organismo técnico generador de información geológica y minera: “contamos con dos institutos de investigación con 550 técnicos especializados, apuntamos a consolidar una cartografía que ponga en valor todos nuestros recursos naturales.

Lo que hoy vale, tal vez dentro de 20 años no valga, porque la técnica avanza y no puede esperar.

Nuestro Instituto de Tecnología Minera está trabajando con el INTI buscando nuevas aplicaciones para el litio, que le agreguen más valor”.

ignaciojaw@gmail.com

pagina12.com.ar



domingo, 20 de marzo de 2016

Video - Instituto Max Planck de Rosario - Científicos Industria Argentina



Visitamos el laboratorio Max Planck de Biología Estructural, Química y Biofísica Molecular de Rosario.

Este instituto inaugurado en 2014 es el segundo de la Sociedad Max Planck en latinoamérica.

El primero está en las instalaciones del Polo Científico Tecnológico de Palermo en Buenos Aires.

El trabajo con este equipamiento de última tecnología tiene como gran objetivo seleccionar las moléculas más adecuadas para combatir el Parkinson y el Alzhéimer.

Científicos Industria Argentina

Video - Tabla periódica de elementos - Oro - Científicos Industria Argentina


Adrián Paenza invita a Valeria Edelsztein, doctora en Química e investigadora del Conicet, para aprender aún más sobre los la tabla periódica.

En esta oportunidad hablamos del Oro.

Científicos Industria Argentina

lunes, 14 de marzo de 2016

Un nuevo ámbito para la innovación en Córdoba


El Ing. Sacerdote y el Dr. Tamarit durante la firma del convenio. 
Foto: CCT CONICET Córdoba.

El CONICET participó de la inauguración del Espacio de Innovación promovido por la empresa YPF Tecnología, creada por YPF y el CONICET, y la Universidad Nacional de Córdoba.

El pasado 8 de marzo se llevó a cabo en el auditorio de la Facultad de Matemática, Astronomía y Física de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) el acto de inauguración del ’Espacio de Innovación Y-TEC: Desarrollo de Materiales para Baterías de Ión-Litio’.

En el mismo estuvieron presentes el rector de la UNC y miembro del Directorio de CONICET, Dr. Francisco Tamarit; el director de YPF Tecnología S.A. (Y-TEC), Ing. Santiago Sacerdote; el director de Vinculación Tecnológica del CONICET, Mg. Juan Soria; la directora del Centro Científico Tecnológico CONICET Córdoba, Dra. Dora Celton; y el investigador independiente del CONICET, Dr. Daniel Barraco, responsable del proyecto ’Desarrollo de materiales para baterías de Ión-Litio’.

Y-TEC es la empresa de tecnología creada por YPF (51%) y el CONICET (49%), cuya misión es brindar soluciones tecnológicas al sector energético y formar especialistas para el desarrollo de la industria en Latinoamérica.

Durante el acto se firmó un convenio marco entre la Universidad Nacional de Córdoba e Y-TEC que permitirá que ambas instituciones promuevan la concertación de programas de cooperación para la ejecución conjunta y coordinada de proyectos de investigación (básica y aplicada) y desarrollo, asistencia técnica, docencia y/o extensión en temas de interés común.

Luego de la rúbrica, el Ing. Sacerdote remarcó que el concepto principal de este Espacio de Innovación es que Y-TEC pueda “complementar capacidades internas con capacidades de sistema en el marco de un programa tecnológico y desarrollar los recursos humanos y las investigaciones para cumplir con los objetivos tecnológicos de mediano plazo”.

Este es el segundo caso luego de que la semana pasada se pusiera en marcha el Espacio de Innovación ’Síntesis de Materiales Poliméricos’ en el Centro de Investigación en Hidratos de Carbono (CIHIDECAR, CONICET-UBA).

Al respecto, Soria destacó que “es muy importante abrir estos espacios de innovación con Y-TEC en los institutos conformados por el Consejo y las Universidades” y añadió: “Estos ámbitos permiten integrar la investigación de excelencia con los desafíos tecnológicos de la producción y la sociedad. Esperemos concretar más de estos espacios pronto”.

Por su parte, el Dr. Tamarit subrayó que la creación de este Espacio de Innovación es un ejemplo de cooperación entre ciencia y técnica ante el desafío de un desarrollo tecnológico como lo son las energías renovables.

También estuvieron presentes en la ceremonia la decana de la Facultad de Matemática, Física y Astronomía (UNC), Dra. Mirta Iriondo; el decano de la Facultad de Ciencias Químicas (UNC), Dr. Gustavo Chiabrando; la vicerrectora de la Universidad Nacional de Córdoba, Dra. Silvia Barei; autoridades de la Universidad Nacional de Córdoba, directores y vicedirectores de Unidades Ejecutoras del CCT CONICET Córdoba; autoridades de Y-TEC; los doctores Ezequiel Leyva y Osvaldo Cámara, investigadores corresponsables del proyecto; docentes, investigadores e invitados especiales.

conicet.gov.ar