lunes, 22 de octubre de 2018

Cultivos resistentes a sequia - Estudio argentino abre caminos


Los doctores Norberto Iusem (izq.), Martiniano Ricardi, Diana Wetzler y Julio Caramelo

Científicos del CONICET, de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, y de otros centros de investigación describieron cambios conformacionales que le permiten a una proteína de las plantas desplegar una serie de respuestas para sobrevivir a la escasez de agua.

Además, desarrollaron un sensor para medir los cambios estructurales de esa molécula.

Un trabajo de investigadores argentinos aportará claves para el desarrollo futuro de cultivos productivos en suelos afectados por la sequía.

Estudios previos habían establecido que una proteína, llamada ASR1, tiene principalmente dos funciones importantes en la respuesta de las plantas frente a la sequía: estimular la expresión de genes de respuesta ante la falta de agua, por ejemplo, proteínas transportadoras de agua (conocidas como acuaporinas) y enzimas de remodelación de la pared celular; y por otro lado,  actuar como “chaperona” o “supervisora” directa de otras proteínas para protegerlas de la pérdida de estructura o desplegado que ocurre cuando las células pierden agua.

Ahora investigadores del CONICET y de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN) de la UBA aislaron la proteína ASR1 de plantas de tomate y la estudiaron in-vitro y dentro de bacterias.

No solo describieron algunos cambios conformacionales de ASR1, sino que además desarrollaron un sensor para estudiar la dinámica de esa molécula.

“En un futuro introduciremos el sensor directamente en plantas de tomate, tabaco o papa ya que las mismas se encuentran muy cercanas filogenéticamente (son todas de la familia de las solanáceas)”, explicó a la Agencia CyTA-Leloir, el director del estudio, el doctor Martiniano Ricardi, investigador del Departamento de Fisiología y Biología Molecular y Celular (FBMC) de la FCEN y del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (IFIBYNE), que depende del CONICET y de la UBA.

Y agregó: “Nuestro trabajo abre camino para algunas aplicaciones biotecnológicas”.

Según el paradigma clásico, las proteínas tienen una estructura definida que determina su función.

“Sin embargo, desde hace ya más de una década esta noción está cambiando.

Las proteínas desordenadas o nativamente desplegadas, como ASR1, carecen de una estructura estable y sin embargo cumplen múltiples y muy importantes funciones. Pueden tener diferentes estructuras y funciones según las condiciones”, afirmó Ricardi.

Tal como revela la revista “PLoS ONE”, los estudios in-vitro y en bacterias realizados por los autores del estudio permitieron comprobar que ASR1 depende del zinc para adquirir la estructura de alfa hélice, una conformación esencial para activar un conjunto de genes asociados a la respuesta al estrés hídrico.

En cambio, la función de “chaperona” no requiere del mineral ni de adoptar esa forma.

Los autores del estudio también diseñaron un sensor, basado en un principio físico llamado FRET, que posibilita detectar la estructuración o plegado de ASR1 in vivo.

“Mediante una medición relativamente sencilla, podríamos estimar el nivel de estrés hídrico de las plantas”, destacó Ricardi.

El estudio argentino es uno de los pocos que intenta seguir el plegado de una proteína in vivo.

La caracterización biofísica y estructural de la proteína estuvo a cargo de los laboratorios de los doctores Diana Wetzler (primera autora del estudio), del Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (IQUIBICEN, CONICET-UBA), Norberto Iusem, del FBMC y del IFIBYNE, y Julio Caramelo, investigador del CONICET en la Fundación Instituto Leloir (FIL).

“Esta información abre la posibilidad de mejorar la respuesta de los cultivos a condiciones de estrés través del control de la producción de esta proteína”, afirmaron los científicos.

Del estudio también participaron Hernan Bucci, del IQUIBICEN, CONICET-UBA; Federico Fuchs Wightman (también primer autor), del IFIBYNE; y Jimena Rinaldi, del CONICET y de la FIL.

Agencia CyTA-Fundación Leloir
agenciacyta.org.ar



Harina refinada a partir del sorgo - Cientificos optimizan proceso para producirla


Las doctoras Silvina Drago y María Gimena Galán, investigadoras del CONICET en el Instituto de Tecnología de Alimentos, que depende de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral.

Tradicionalmente usado en la Argentina como alimento para ganado, el cereal podría ser empleado para producir galletas, pastas, salchichas y otros productos aptos para celíacos.

En Argentina, el sorgo granífero se usa principalmente para engordar el ganado.

Sin embargo, tiene propiedades que lo podrían volver atractivo como alimento para humanos, según creen científicos del CONICET y de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), en Santa Fe, quienes optimizaron un proceso para producir harina refinada precocida a partir de ese cereal.

Esta harina es rica en antioxidantes, apta para celíacos (no contiene gluten) y “puede ser ingrediente de productos tales como galletas, tortas, pastas, snacks, salchichas, sopas, salsas, alimentos infantiles y espesantes”, sostuvo la doctora Silvina Drago, investigadora del CONICET en el Instituto de Tecnología de Alimentos (ITA), que depende de la Facultad de Ingeniería Química de la UNL.

Uno de los desafíos de procesar el sorgo en escala industrial es que se requiere descascarar los granos antes de la molienda, para lo que se usan métodos abrasivos que afectan el rendimiento.


El sorgo podría ser usado para producir galletas, pastas, salchichas 
y otros productos aptos para celíacos.

Ahora, en un artículo publicado en la revista “Food Science and Technology International”, Drago y la doctora María Gimena Galán, investigadora del CONICET en el ITA, ensayaron una modificación del procedimiento que incluye la “parbolización” previa de los granos: una técnica que consiste en sumergirlos a alta temperatura en tanques de agua.

“El parbolizado de los granos de sorgo puede reducir significativamente la rotura del grano durante el descascarado, aumentar el rendimiento de la harina obtenida y reducir las pérdidas de algunos micronutrientes como los minerales, de manera semejante a lo que ocurre con el arroz”, destacó Drago.

“Con esta herramienta, la producción de harinas de sorgo se vuelve más interesante para las industrias”, enfatizó Drago.

Y agregó: “Nuestro desarrollo ya puede ser trasferido al sector productivo”.

Agencia CyTA-Fundación Leloir
agenciacyta.org.ar


domingo, 21 de octubre de 2018

Premio Nobel de Química 2018


Frances H. Arnold, George P. Smith and Sir Gregory P. Winter 
Ill. Niklas Elmehed. © Nobel Media

El Premio Nobel de Química 2018 se dividió, una mitad otorgada a Frances H. Arnold "por la evolución dirigida de las enzimas", la otra mitad conjuntamente a George P. Smith y Sir Gregory P. Winter "por la presentación de fagos de péptidos y anticuerpos . "


El Premio Nobel de Química 2018

Inglés (pdf)

La Real Academia Sueca de Ciencias ha decidido otorgar el Premio Nobel de Química 2018

con una mitad para

Frances H. Arnold
Instituto de Tecnología de California, Pasadena, EE.UU.

“Por la evolución dirigida de las enzimas”.



y la otra mitad conjuntamente para

George P. Smith
Universidad de Missouri, Columbia, EE.UU.

Sir Gregory P. Winter
MRC Laboratorio de Biología Molecular, Cambridge, Reino Unido

"Para la presentación de fagos de péptidos y anticuerpos"

Ellos aprovecharon el poder de la evolución.

El poder de la evolución se revela a través de la diversidad de la vida.

Los Premios Nobel de Química de 2018 han tomado el control de la evolución y lo han utilizado con fines que brindan el mayor beneficio a la humanidad.

Las enzimas producidas a través de la evolución dirigida se utilizan para fabricar todo, desde biocombustibles hasta productos farmacéuticos.

Los anticuerpos que evolucionaron utilizando un método llamado visualización de fagos pueden combatir las enfermedades autoinmunes y, en algunos casos, curar el cáncer metastásico.

Desde que surgieron las primeras semillas de la vida hace unos 3.700 millones de años, casi todas las grietas de la Tierra se han llenado de diferentes organismos.

La vida se ha extendido a aguas termales, océanos profundos y desiertos secos, todo porque la evolución ha resuelto una serie de problemas químicos.

Las herramientas químicas de la vida, las proteínas, se han optimizado, cambiado y renovado, creando una diversidad increíble.

Los Premios Nobel de Química de este año se inspiraron en el poder de la evolución y utilizaron los mismos principios, el cambio genético y la selección, para desarrollar proteínas que resuelvan los problemas químicos de la humanidad.

La mitad del Premio Nobel de Química de este año se otorga a Frances H. Arnold.

En 1993, realizó la primera evolución dirigida de enzimas, que son proteínas que catalizan reacciones químicas.

Desde entonces, ha refinado los métodos que ahora se utilizan habitualmente para desarrollar nuevos catalizadores.

Los usos de las enzimas de Frances Arnold incluyen una fabricación más respetuosa con el medio ambiente de sustancias químicas, como productos farmacéuticos, y la producción de combustibles renovables para un sector de transporte más ecológico.

La otra mitad del Premio Nobel de Química de este año es compartida por George P. Smith y Sir Gregory P. Winter.

En 1985, George Smith desarrolló un elegante método conocido como visualización de fagos, en el que se puede usar un bacteriófago, un virus que infecta las bacterias, para desarrollar nuevas proteínas.

Gregory Winter utilizó la visualización de fagos para la evolución dirigida de los anticuerpos, con el objetivo de producir nuevos productos farmacéuticos.

El primero basado en este método, el adalimumab, fue aprobado en 2002 y se utiliza para la artritis reumatoide, la psoriasis y las enfermedades inflamatorias del intestino.

Desde entonces, la presentación de fagos ha producido anticuerpos que pueden neutralizar las toxinas, contrarrestar las enfermedades autoinmunes y curar el cáncer metastásico.

Estamos en los primeros días de la revolución de la evolución dirigida que, de muchas maneras diferentes, está trayendo y traerá el mayor beneficio para la humanidad.



Los Premios Nobel de Química 2018 han aprovechado la evolución 
y la han avanzado aún más en sus laboratorios. 
Ilustración: Johan Jarnestad

Lea más sobre el premio de este año.

Información popular

Antecedentes científicos

Frances H. Arnold, nacido en 1956 en Pittsburgh, EE. UU. Doctor en Filosofía. 1985, Universidad de California, Berkeley, EE. UU. Linus Pauling Profesor de Ingeniería Química, Bioingeniería y Bioquímica, Instituto de Tecnología de California, Pasadena, EE. UU.
http://fhalab.caltech.edu

George P. Smith, nacido en 1941 en Norwalk, EE. UU. Doctor en Filosofía. 1970, Universidad de Harvard, Cambridge, USA. Profesor emérito distinguido de Ciencias Biológicas, curadores de la Universidad de Missouri, Columbia, EE. UU.
http://biology.missouri.edu/people/?person=94

Sir Gregory P. Winter, nacido en 1951 en Leicester, Reino Unido. Doctor en Filosofía. 1976. Universidad de Cambridge, Reino Unido. Investigador Líder Emérito, MRC Laboratory of Molecular Biology, Cambridge, Reino Unido.
www2.mrc-lmb.cam.ac.uk/group-leaders/emeritus/greg-winter/

Monto del premio: 9 millones de coronas suecas, con una mitad para Frances Arnold y la otra mitad para compartir entre George Smith y Gregory Winter.

nobelprize.org