lunes, 18 de noviembre de 2019

Tecnica para desinfectar aguas - desarrollan cientificos de Bahia Blanca


La técnica de los científicos de Bahía Blanca sería útil para desinfectar agua extraída de pozos 
y para el tratamiento de efluentes cloacales.

Sería particularmente útil para hogares que la extraen de pozos y para el tratamiento de efluentes cloacales. 

Remueve el 99% de un tipo de bacterias que causan diarrea, infecciones del tracto urinario y neumonía, entre otras enfermedades.

Una técnica sencilla para limpiar agua contaminada con bacterias patógenas fue desarrollada por científicos argentinos.

El avance sería particularmente apropiado para casas y escuelas que no cuentan con servicios de red y la extraen de pozo, así como para el tratamiento de efluentes cloacales.

Además de sales y arsénico, el agua de pozo puede tener Escherichia coli: un grupo grande de bacterias que se encuentra en el ambiente, los alimentos y los intestinos de las personas y los animales. 

Aunque la mayoría de las cepas son inofensivas, otras pueden causar diarrea, infecciones del tracto urinario, enfermedades respiratorias, y otras patologías.

“Nuestra herramienta logró remover casi el 100% de los patógenos”, indicó la Agencia CyTA-Leloir, la primera autora del trabajo, la doctora María Belén González, investigadora del Instituto de Ingeniería Electroquímica y Corrosión (INIEC), en Bahía Blanca.

“Si bien se probó en condiciones de laboratorio, podrían desarrollarse sistemas masivos de tratamiento de aguas residuales para proteger los ecosistemas y, por lo tanto, la salud humana y animal”, añadió.

La técnica se basa en la inmovilización de especies de cobre sobre una superficie porosa formada por polímeros, constituyendo una especie de filtro o “celda de flujo continuo”.

En el estudio, los investigadores pusieron agua de pozo contaminada con Escherichia coli en contacto con ese material.

Y midieron la carga microbiana antes y después de atravesarlo.

“En algunos casos, la reducción llegó a un 99%”, indicó la investigadora de la institución que depende del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Sur (UNS) y del CONICET.

“Está previsto continuar con los ensayos, en particular vamos a intentar mejorar  la herramienta probando la inmovilización de nanoparticulas de plata sobre la superficie porosa”, indicó González.

Del avance, descrito en la revista “

”, también participaron Daniel Flamini y Silvana Saidman, del INIEC; Lorena Brugnoni, del  Instituto de Investigaciones Biológicas y Biomédicas del Sur (INBIOSUR), que depende del Departamento de Biología, Bioquímica y Farmacia de la UNS; y Lidia Quinzani, de la Planta Piloto de Ingeniería Química (PLAPIQUI), dependiente de la UNS y del CONICET.

Agencia CyTA-Fundación Leloir


domingo, 3 de noviembre de 2019

Frutillas - Potenciar beneficios para la salud buscan cientificos santafesinos


Los investigadores de Santa Fe identificaron condiciones óptimas de almacenamiento que podrían aumentar los beneficios terapéuticos, incluyendo efectos antioxidantes, antiinflamatorios 
y cicatrizantes de compuestos presentes en las frutillas.

Investigadores del Instituto de Tecnología de Alimentos lograron extender la vida útil de la fruta y estudian sus propiedades cicatrizantes y antiinflamatorias.

Frente a la tentación de comer algo dulce, “¿quién le puede decir que no a las frutillas?”, pregunta la actriz Jessica Alba.

Pero el delicioso fruto rojo no solo cautiva los sentidos, sino que promueve la salud.

En un flamante estudio, investigadores de Santa Fe lograron identificar condiciones óptimas de almacenamiento que podrían aumentar sus beneficios terapéuticos, incluyendo efectos antioxidantes, antiinflamatorios y cicatrizantes.

El nuevo estudio fue publicado en la revista “Food Science and Nutrition”.

Cuando los científicos almacenaron frutillas en una atmósfera enriquecida en oxígeno y dióxido de carbono, no solo prolongaron su vida útil, sino que también “se logró mejorar su capacidad promotora de la cicatrización”, según indicó el doctor Franco Van de Velde, investigador del Instituto de Tecnología de Alimentos (ITA) que depende de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), en Santa Fe.


El doctor Franco Van de Velde, investigador del Instituto de Tecnología de Alimentos que depende de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral, en Santa Fe.

En un trabajo previo, Van de Velde y colegas comprobaron que las frutillas almacenadas en atmósferas altas en oxígeno y dióxido de carbono mantuvieron su calidad microbiológica y sensorial por hasta 20 días.

“Además, observamos que se producía una acumulación importante de compuestos fenólicos”, indicó el también investigador del CONICET y profesor de la UNL.

Ahora, los científicos almacenaron frutillas frescas (Fragaria ananassa Duch. variedad ‘Camino Real) durante 20 días a 5ºC, expuestas a concentraciones elevadas de oxígeno y dióxido de carbono.

Y constataron que esas condiciones incrementaron su actividad antioxidante.

“Estas condiciones atmosféricas ocasionan un efecto de estrés abiótico sobre el metabolismo secundario de las frutillas que, para defenderse, producen una mayor síntesis de compuestos fenólicos (metabolitos con distintos beneficios para la salud)”, explicó el científico santafesino.

En otra etapa del estudio, los investigadores documentaron en el laboratorio efectos terapéuticos de las frutillas.

Aplicaron extractos en un cultivo in vitro de fibroblastos de piel humana y vieron que aumentaba su proliferación y migración, lo que sugiere una acción cicatrizante.

Además, realizaron experimentos en cultivos celulares de roedores y comprobaron que los compuestos fenólicos de las frutillas logran suprimir genes proinflamatorios.

El almacenamiento postcosecha de frutillas “en este tipo de atmósferas especiales podría ser una alternativa prometedora para extender su vida útil y ofrecer frutas con un potencial bioactivo mejorado”, afirmó Van de Velde.


Investigadores del Instituto de Tecnología de Alimentos que depende de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral, en Santa Fe.

Y agregó: “No obstante todavía hay un camino que recorrer para poder transferir esta tecnología al sector productivo”.

Del avance también participaron María Paula Méndez‐Galarraga, del ITA y del CONICET; María Élida Pirovani, del ITA; y Mary Ann Lila, Debora Esposito, John Overall y Mary Grace del Plant for Human Health Institute de la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos.

Agencia CyTA-Fundación Leloir


Un polisacarido de las algas puede ser la base de nuevos excipientes farmaceuticos


Los autores del estudio: Yasmin Daglio (izq.), María Cecilia Rodríguez, María Cristina Matulewicz 
y Héctor Juan Prado.

Investigadores de la UBA y del CONICET estudian utilizar el polisacárido como excipiente novedoso para mejorar la performance de comprimidos.

Un polisacárido de algas podría guardar la clave para el desarrollo de comprimidos que liberen fármacos en el lugar y momento precisos, ya sea de manera rápida o lenta.

Así lo sugiere un estudio de científicos argentinos.

En comprimidos de liberación inmediata, los “desintegrantes” favorecen la rápida ruptura  de su estructura, al tomar contacto con fluidos del aparato digestivo, colaborando así en la liberación de fármacos y suelen ser derivados de la celulosa, de almidones o polímeros sintéticos. 

Sin embargo, a menudo estos materiales presentan incompatibilidades físicas o químicas y otras limitaciones, como la cantidad requerida en la formulación, por lo que se buscan nuevas alternativas.

Ahora, científicos de la UBA y del CONICET identificaron propiedades muy alentadoras en un polisacárido o cadena de unidades de azúcares que está presente en un alga unicelular de agua dulce, Euglena gracilis.

Su nombre es paramilon y, como el almidón, su función biológica original es de reserva energética.

“El paramilon puede ser un desintegrante de interés para la industria farmacéutica”, afirmaron a la Agencia CyTA-Leloir los directores del estudio, María Cristina Matulewicz, del Centro de Investigación en Hidratos de Carbono (CIHIDECAR, UBA-CONICET), y Héctor Juan Prado, del Instituto de Tecnología de Alimentos y Procesos Químicos (ITAPROQ, UBA-CONICET).

En estudios de laboratorio, los investigadores comprobaron que el polisacárido de este alga “presentó tiempos de desintegración iguales o menores que el mejor producto comercial usado como control”.

Por otra parte, la modificación química del paramilon,  por introducción de grupos funcionales con cargas positivas o negativas, conduce a la formación de estructuras de tipo hidrogel que pueden prolongar de manera notable el tiempo de desintegración.

“Eso sería útil cuando se busca enlentecer la velocidad de liberación del principio activo presente en el comprimido, por ejemplo en aplicaciones de liberación controlada”, explicaron Matulewicz, también profesora del Departamento de Química Orgánica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN) de la UBA, y Prado, quien también se desempeña como docente de la Cátedra de Tecnología Farmacéutica II en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA.

En una próxima etapa, los científicos proyectan estudiar formulaciones con una variedad de fármacos modelo “para ver cómo el efecto desintegrante del paramilon se ve afectado por la presencia de distintos principios activos”.

El estudio fue publicado en “Carbohydrate Research”.

Y también participaron las doctoras Yasmín Daglio (primera autora), del CIHIDECAR, y María Cecilia Rodríguez, de la FCEN de la UBA.

Agencia CyTA-Fundación Leloir